Aparte de esto no hay muchas novedades que contar sobre la vida en Munich, por eso vamos a lo que vamos: las pasadas navidades le regalé a Franci una máquina de hacer pasta. Dicen que en cualquier casa en Italia la tienen. Por fin la desembalamos y nos pusimos el delantal.
Lo primero es hacer la masa: harina (50gr/pax), 1 huevo por cada 100gr de harina, una pizca de sal y un chorrito de aceite (de oliva, evidentemente). Hay que conseguir una pelota homogénea que no se pegue en las manos.
Una vez reposada unos 15 minutos, vamos a la máquina y convertimos la pelota en una tira fina, gracias a los rodillos que tiene en un lado.
Los tagliatelle se han de dejar, separados, un rato (la silla está limpia)
Ahora ya sólo hay que poner agua a hervir (preferentemente con sal gorda) y hacer la salsa. Al ser pasta fresca estará lista en un par de minutos (removiendo para que no se pegue). En este caso hicimos pesto: mucha albahaca (30 hojas o más, al gusto), medio vaso (pequeño) de aceite de oliva, 8 cucharadas soperas de parmigiano rallado (mejor si es el de verdad), una pizca de sal gorda, un par de dientes de ajo y una cucharada sopera de piñones. Se pica todo y voilà. Yo le pondría menos queso, pero debo admitir que estaba MUY rico. Aunque es algo entretenido de hacer no se tarda demasiado y sobre todo es tremendamente BARATO. Si tienes niños en casa seguro que se lo pasan pipa haciendo y cortando la masa.
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