Ahora, Munich!: oans, zwoa, g'suffa!

Es decir: "uno, dos, a tragar!". Según un forum de wordreference, g'suffa es la palabra bávara para saufen (beber, aplicado a animales). Semejante exquisitez define lo que se ve y vive dentro y fuera de las carpas del Oktoberfest (o, si seguimos con el bávaro, "Wiesn").

Pasear por el Theresienwiese en esta época con una cámara da para miles y miles de fotos que muchas veces uno no llega a hacer. Tengo que aprender a ser rápido y discreto ya que no creo que a muchos les haga gracia que les inmortalicen en según qué actitudes. El Oktoberfest es una fiesta tremendamente turística, pero un orgullo para muchos muniqueses, que durante estas fechas pululan por la ciudad con su lederhosen o dirndl. El lederhosen ("pantalones de cuero") es el uniforme de los hombres y el dirndl, el de las mujeres. Algunas, con los tiempos que corren, llevan lederhosen también, a veces rositas, más cortos... de mujeres, vaya. El primero consta de los pantalones (cortos, por encima o debajo de la rodilla y casi siempre con tirantes), camisa, calcetines gruesos y zapatos típicos y, si hace frío, una rebeca de lana, normalmente verde o gris; el segundo es un vestido escotado y encorsetado con delantal. Hay un código curioso, y es que el lazo del delantal "avisa" a los demás de la situación sentimental de la portadora: si lo lleva a la izquierda es porque es soltera, si lo lleva a la derecha, "no está libre"... y si lo lleva en medio seguramente se trate de una turista.

Hay más o menos dos ambientes en el Oktoberfest: el de la feria y el de dentro de las carpas. Visualmente, tanto dentro como fuera, es un espectáculo muy recargado de luces, banderas, gente, colores, comida... La feria es una serie de atracciones, espectáculos y tenderetes bastante tradicional (montañas rusas, tiro al blanco, autos de choque, pasaje del terror, cosas que dan vueltas, marean y tienen muchas luces de colores, norias, puestos de salchichas, almendras garrapiñadas, souvenirs, peluches, fruta bañada en chocolate......) Lo típico, vaya. Dentro de las carpas la gente se apiña, grita, canta, bebe, come, hace pis (en los lavabos) y vuelve a empezar. En fin de semana hay que entrar sobre las 9 o 10 de la mañana para encontrar sitio, sobre todo si se es un grupo mínimamente numeroso (5 o 6 personas). O eso, o tener mesa reservada (un business parecido al de los asientos de socio en en Camp Nou en un Barça-Madrid). Todos están en mesas con bancos (típico de aquí) que se comparten con desconocidos: faltaría más que hubiese sitios libres. A cierta hora ya no hay nadie sentado: están todos de pie sobre los bancos. El problema de entrar tan pronto es que si quieres estar cuando empieza la música, que empieza a las 18.00, hay que pasarse todo el día ahí dentro, y si sales y la carpa se llena ya no te dejan entrar otra vez. Agobiante. Las colas son agobiantes, el ambiente, ruidoso (divertido, según se mire) y los precios, exagerados. Entre semana no es para tanto, pero hay ambiente, también.
Hay un grupo en el centro de la carpa, elevado, que va tocando y descansando, pero es por la tarde cuando se arrancan y no paran, para jolgorio de los afortunados. Aparte del repertorio típico bávaro incorporan versiones de ACDC, Queen, John Denver, Blues Brothers, y un largo etcétera de greatest hits de esos para los que no hace falta tener solfeo aprobado y bastante gratos de berrear. La cerveza se sirve sin parar en jarras de litro y no hay mucho más para elegir, quizá agua y coca cola, pero eso depende de cada carpa; hay un punto muy inteligente (y básico) que es que no se te sirve nada si no estás en una mesa, y aun así cuesta pasar por entre ellas. Además de los camareros hay gente que pasea entre las mesas vendiendo cosas: brezn, camisetas, pins, sombreros, chorradillas luminosas... de todo, casi.

Cada carpa tiene sus diferencias de decoración y ambiente pero básicamente es lo mismo. La de HB (Hofbräuhaus) es famosa por ser más "joven y turística". Valga un ejemplo: